Siguiendo la filosofía de diseño del T-Roc Concept, que debutó en el Auto Show de Ginebra 2014, el Volkswagen T-Cross Breeze tiene solo dos puertas, pero se diferencia por su capota de lona. Teniendo en cuenta que hay pocos ejemplos de SUVs convertibles (uno de ellos es el Range Rover Evoque Convertible), es de esperar que la versión de producción tenga techo fijo y cuatro puertas laterales, o inclusive una variante “coupé”.
El T-Cross Breeze se basa en la plataforma modular MQB de VW, la misma que usan varios modelos del Grupo (A3, Golf, León, etc.). Esto colocaría al futuro SUV chico de Volkswagen en el segmento donde militan modelos como Honda HR-V y Mazda CX-3.
En la cabina se destacan las superficies rectas, los gruesos decorados en color carrocería y las dos pantallas que visualmente están unidas en una suerte de sistema de instrumental-multmedia. El remate son la mayoría de los controles del tipo táctiles, algo que seguramente llegará a los modelos de la marca ya que también fue utilizado en el concept Budd-e mostrado en el CES.
Mecánicamente, el Volkswagen T-Cross Breeze recurre a un 1.0L TSi con 110 hp que, unido a una caja DSG de doble embrague con siete cambios, le da prestaciones normales con 10.3s para el 0 a 62 mph (100 km/h) y 116 mph (188 km/h) de velocidad máxima, a cambio de un consumo mixto reducido a 47 mpg (20 km/l), según declara la marca.
Dinámicamente, el Volkswagen T-Cross Breeze recurre a un sistema de “conducción predictiva” que evalúa el camino mediante la información del GPS y una cámara frontal para alterar la respuesta del motor, la caja y la rigidez de amortiguadores.