En una frase, el Jaguar F-Type fue el invitado más atractivo que tuvimos en el Especial de Lo Mejor de 2013 de Autocosmos.com, no el más lujoso, cómodo o deportivo, pero sí el que más miradas y suspiros robó.
La firma británica Jaguar vive un buen momento, tras la llegada del sedán XF, siguieron las renovaciones de los emblemáticos modelos XK y XJ. Es un hecho que estar bajo el control del fabricante Indio Tata les está resultando mucho mejor que cuando formaron parte del PAG (Premier Automotive Group) de Ford, uno de esos grandes fiascos de la industria que dejó al borde de la aniquilación no solo a Jaguar que es la que nos ocupa en este momento, sino también a Land Rover y Volvo, sin mencionar por supuesto a la propia Ford.
El Jaguar F-Type es por lo menos simbólicamente un sucesor de uno de los más grandes mitos que ha dado la industria británica, el E-Type y significa también el regreso de la marca al mundo de los biplazas deportivos, un vehículo que tiene el objetivo de competir frontalmente en contra de una leyenda que está cumpliendo 50 años, el Porsche 911.
Son tres versiones las que ofrece Jaguar en el F-Type, la que tuvimos oportunidad de probar fue la intermedia, denominada como S y que emplea un V6 súpercargado de 3.0 litros con 380 hp y que dicho sea de paso ofrece 40 hp que la versión de entrada que utiliza este mismo motor. Existe una variante tope de gama con un V8 también sobrealimentado que eroga 495 hp. Por su parte, la transmisión es de ocho cambios y envía la potencia al eje posterior.
El interior, fabricado con materiales de buena calidad tiene un diseño atractivo y totalmente orientado al conductor, destaca la pantalla TFT de 8 pulgadas desde donde se pueden controlar diversas funciones relativas al equipo de audio, navegador, etc. Destacan las paletas de cambio ubicadas detrás del volante que son de un tono cobrizo y lucen increíbles.
En la pista
La experiencia que ofrece el Jaguar F-Type empieza desde que lo observamos a lo lejos, el diseño es una obra de arte, con las proporciones clásicas de los roadsters ingleses, la cosa se pone mejor cuando nos acercamos, ya que la manija e despliega hacia afuera al detectar la llave (cuenta con sistema de acceso y arranque sin llave), ya en el interior, abrir el toldo toma unos segundos y se hace de manera completamente automática. Antes de salir hacia la pista, lo primero que se debe hacer es oprimir un pequeño botón ubicado en la consola central que activa el sonido del escape.
Al acelerar el Jag emite una nota fuerte, aguda y metálica que resulta adictiva, el propulsor entrega buenos niveles de respuesta y se complementa muy bien con la transmisión para aprovechar perfectamente toda la banda de potencia disponible. Al llegar a la zona de curvas, el biplaza de Jaguar muestra su mejor cara, se planta bien en el asfalto, es noble y predecible, pero gracias a la presencia del diferencial de derrape limitado, nos permite jugar un poco. No se trata de un auto extremo, no es para nada duro y sin embargo es capaz de rodar a muy buenos ritmos, se podría definir mejor como un cruiser que un deportivo puro. Sin embargo, es el conjunto de todo (sonido, aceleración, interior, diseño, etc.) lo que genera una experiencia sensorial tremendamente gratificante y que resulta más grande que si evaluáramos cada cosa por separado.
Quizá el Jaguar F-Type no supere al Porsche 911 en un frente a frente en un circuito, al final no deja de ser más pesado (2,025 kilos), sin embargo no tiene nada que pedir al emblemático deportivo teutón si los analizamos como autos deseables y de capricho, sin mencionar que el exponente británico es uno de los autos más bellos que se han lanzado en los últimos tiempos. Una magistral reinterpretación del glorioso pasado de los roadsters ingleses.