Cuando Mercedes-Benz lanzó la GLE Coupé nos causó un poco de gracia la definición ya que se trataba de un SUV con cuatro puertas. Ahora, dentro del nuevo marco de denominaciones de la marca alemana, tiene un poco de sentido con la llegada del GLE a secas que es el relevo del Clase M.
Estéticamente se aprecia el nuevo lenguaje de la marca con la parrilla sobresaliente y muchos lineamientos curvos por todo el frontal. Los laterales y la retaguardia conservan prácticamente todas las formas del modelo al que reemplaza.
El interior continúa siendo estrictamente para cinco pasajeros y recibe algunos cambios estéticos, siendo el más notorio la pantalla de ocho pulgadas que ahora luce “flotante”. Obviamente abundan todo tipo de sistemas de seguridad y confort, tanto de serie como opcionales.
Mecánicamente seguirá conservando la dualidad de uso urbano/todoterreno con suspensiones independientes más el sistema neumático de altura regulable y una reductora, ambos opcionales. Curiosamente, las grandes novedades están en una versión de tracción simple, otra híbrida plug-in y en la transmisión automática de nueve velocidades para los motores diésel, mientras que los de gsaolina conservan la 7G-TRONIC.
La gama de motores incluye dos TD, un cuatro cilindros con 204 hp (GLE 250 d y GLE 250 d 4MATIC) y un V6 de 258 hp (GLE 350 d 4MATIC), mientras que en el “rubro” Otto hay un V6 de 333 hp (GLE 400 4MATIC) y un V8 de 435 hp (GLE 500 4MATIC). Finalmente la GLE 500 e 4MATIC recurre a un V6, a un motor eléctrico y a un conjunto de baterías recargables para entregar 442 hp híbridos.
El remate de la gama está en un par de versiones picantes o Mercedes-AMG ambas V8, una GLE 63 4MATIC de 557 hp y la S de 585 hp.
¿Entiendes el sistema de denominaciones de Mercedes-Benz o crees que el uso de letras es cada vez más confuso?