Si hay algo característico del equipamiento de los modelos de Mazda es el sistema de sonido con el sello Bose, la marca estadounidense reconocida por los componentes de audio de alta fidelidad.
Todo inició en 1991 cuando el primer modelo de Mazda, el RX-7 de tercera generación, fue dotado de un sistema de sonido de Bose. Este con el objetivo que la experiencia de conducción estuviera acompañada de un audio de la más alta calidad.
Está más que comprobado que cuando el manejo se combina con un equipo de sonido de gran fidelidad, el resultado es una experiencia extraordinaria, en la que los ocupantes de un vehículo disfrutan de toda la riqueza sonora y la fuerza emocional de la música en vivo.
Todo empezó con el Mazda RX-7
En el caso del primer Mazda con sonido Bose, los ingenieros de sonido querían un audio impactante con graves potentes. Para ello, buscaron unas prestaciones de audio de altísimo nivel, a la altura del vehículo que estaban desarrollando. Así, se fijaron en el sistema Acoustic Wave Cannon de Bose que, para reproducir los bajos, empleaba un tubo de 3.6 metros de largo con una potente bocina de graves en su interior.
De entrada, integrar esa tecnología en el vehículo parecía una misión imposible, sin embargo, los ingenieros de Bose y Mazda crearon un ingenioso sistema de giros y pliegues que les permitió acomodar aquel largo tubo en la zona trasera del RX-7 sin perder espacio ni calidad sonora.
Mazda MX-5: cuando baja el techo, se reajusta el volumen
Un hito especialmente complejo dentro de la colaboración con Bose fue el MX-5. Y es que, construir autos convertibles con alta calidad de audio con el techo abajo siempre había sido un desafío para los fabricantes de automóviles y los diseñadores de sistemas de sonido.
Para ello, Mazda y Bose dieron con una solución innovadora, consistente en un control automático de ecualización que se encarga de adaptar el volumen según la posición de la capota.
Este control se combina con unas bocinas UltraNearfield integrados en los reposacabezas de los asientos, que hacen posible una experiencia envolvente incluso con el techo guardado.
Adicionalmente, la tecnología de compensación de ruido AudioPilot de Bose lleva un seguimiento continuo del entorno acústico y se encarga de ajustar automáticamente la reproducción de audio cuando se produce cualquier cambio en las condiciones; por ejemplo, si varía el ruido de la carretera o el ruido aerodinámico.
De este modo, la música se integra a la perfección en la experiencia de conducción sin necesidad de que el conductor tenga que ajustar el volumen manualmente.
Mazda MX-30: graves más potentes
En casi todos los modelos a partir del Mazda3 de 2019, las bocinas ya no están en los paneles de las puertas sino en las esquinas de la rejilla del parabrisas.
Esta ubicación presenta dos ventajas: por un lado, libera espacio y permite que los compartimentos de las puertas sean más amplios; pero, sobre todo, redondea la experiencia sonora, porque la energía de los tonos bajos se refleja simultáneamente en el suelo y el mamparo.
Al mismo tiempo, la instalación de los altavoces en las esquinas contribuye de manera notable a unos bajos más ricos e impactantes, sin que resulten excesivos o con tendencia a vibrar.
Además, los graves se complementan con un subwoofer adicional en la parte trasera, que “ecualiza” las bajas frecuencias en todo el habitáculo.
Esta configuración denominada BassMatch, despliega todo su potencial en el Mazda MX-30. En este auto eléctrico no hay sonido del motor, con lo que el conductor y los pasajeros pueden disfrutar de un sonido con una riqueza y un grado de detalle nunca vistos.