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Por qué no hay que manejar cansado según la ciencia

Es un riesgo que se puede evitar adoptando hábitos adecuados al volante.

Por qué no hay que manejar cansado según la ciencia

Contrario a lo que pareciera, los hombres, especialmente con edades comprendidas entre los 35 y 55 años, son quienes presentan los peores hábitos al conducir. En cambio, la mujeres y automovilistas de más edad son lo que tiene actitudes más responsables.

Junto a esta propensión de los conductores, diversos estudios han encontrado que, sin importar el genero y la edad, el cansancio físico y mental afecta por igual a quienes están detrás del volante. Está comprobado que la relación entre el tiempo de conducción y las alteraciones en la postura, la presión interdiscal, el cansancio físico o las alteraciones en la visión, afecta a la toma de decisiones y aumenta el tiempo de reacción con el volante y pedales.

Ante esta situación, lo mejor que hay que hacer después de estar demasiadas horas conduciendo es para detenerse en un lugar seguro para descansar y/o aprovechar para estirarse, así como beber un refresco. De acuerdo con la ciencia, estas acciones mejoran la atención del conductor de forma que el tiempo de respuesta es un 26 por ciento más rápido.

¿Cómo detectar el cansancio?

Dentro de los síntomas que se llegan a presentar cuando hay cansancio está la falta de concentración, picor de ojos, visión borrosa, parpadeo constante, necesidad de moverse en el asiento, deshidratación y somnolencia. Estos señales tienen como consecuencia la pérdida de atención, y por consiguiente un aumento del 86 por ciento del tiempo de reacción ante un obstáculo. Por tanto, es importante detectar estas sintomatologías a tiempo y tomar las medidas necesarias para evitar una situación que puede desencadenar un accidente.

Según la ciencia, a partir de las dos horas de conducción continua se empiezan a detectar alteraciones en la visión, en los movimientos y en la toma de decisiones. A la vez, el manejo incesante hace que el cuerpo esté sometido a las vibraciones del vehículo y la postura adoptada da lugar a una alteración de las curvaturas naturales de la espalda, el aumento de la presión intervertebral, el aumento de la actividad muscular en diferentes zonas, las oclusiones en la presión sanguínea, así como cambios en las presiones soportadas en los tejidos blandos.

Consejos para evitar la fatiga al volante

Para sortear el fantasma de la fatiga, primero hay que conocer los síntomas para prevenirla. Durante los viajes largos es vital recordar tres reglas básicas: parar al menos cada 2 horas, estirarse y aprovechar para beber un refresco, para mantener el tono físico y la capacidad de atención.

Además de lo anterior, es fundamental que el conductor realice estas acciones:

  • Dormir un mínimo de siete horas e intenta evitar viajes después de terminar la jornada laboral.

  • Viajar de forma cómoda reduce la fatiga, así que hay que ajustar bien el asiento, el reposacabezas, así como la profundidad y altura del volante.

  • Manejar de forma relajada y no intentar recuperar el tiempo perdido.

  • No bajar la guardia en el último trayecto del viaje, ya que muchos accidentes se producen en esa parte del viaje.

  • Estar hidratado, ya que la falta de líquidos provoca, entre otras cosas, una reducción de la atención, dolor de cabeza y cansancio muscular.